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viernes, 21 de agosto de 2015

Opinión: Consideraciones sobre la crisis petrolera


Esta semana el dólar superó la barrera de los $3.000 pesos. Una de las principales causas de este récord histórico es, sin duda, la devaluación del petróleo, que este jueves alcanzó un precio de $41.18 dólares el barril (WTI). Un valor muy alejado de la barrera de los $100 dólares que desde hace mucho años venía registrándose. Tanto el Estado colombiano, como el sector privado, están en un grave aprieto financiero.

¿Por qué la baja en los precios del petróleo está golpeando tan fuerte la economía y las finanzas públicas? ¿Cuándo el país se dedicó casi que exclusivamente a la exportación de materias primas? Aquí una breve explicación que pretende dar luces sobre el momento que vive la economía colombiana.


La apertura económica

Desde la década de 1990 Colombia comenzó a profundizar el proceso de apertura económica que desde años atrás venía promoviéndose. La apertura consistió en aplicar en el país políticas que beneficiaran la llegada de empresas extranjeras a iniciar procesos de producción y ha incursionar en el mercado colombiano compitiendo con las industrias colombianas.

El modelo, según se vendía, debía traer mayor desarrollo y competitividad a las empresas colombianas, “modernizándolas” y haciéndolas más fuertes en relación al mercado internacional. Finalmente los resultados no fueron los esperados (al menos desde el discurso) y el país entró en un agudo período de desindustrialización.

Si hace 25 años la industria aportaba la quinta parte de la producción del país, para marzo pasado era solo una décima parte. Como se lee en este artículo publicado por El Colombiano el pasado 15 de agosto.Terminada la década de 1990, y luego de la crisis económica de 1999, fue el sector primario el que jalonó la economía y la llevó a un periodo de crecimiento ininterrumpido hasta el 2015.

Según han indicado economistas y otras personas importantes del país este crecimiento no fue el resultado de las políticas de apertura de mercados, sino de un momento de la economía mundial que por coincidencia benefició a la economía colombiana. En otras palabras, no fue el modelo neoliberal y de libre comercio el que hizo crecer la economía en los últimos años.

Según el senador Jorge Robledo ese crecimiento ocurrió por dos factores fundamentales: “De una parte fue por la caída de la tasa internacional de interés, que benefició el desenvolvimiento económico del país. Y por otra, ocurrió por lo que se conoce con el nombre de ‘Superciclo de los Commodities’. Los precios de las materias mineras subieron y en Colombia hubo una cierta bonanza minera, no sólo de petróleo, sino también de carbón y níquel”. (Ver intervención completa).

Con este momento económico vinieron políticas del estado colombiano que consistieron en exprimir al máximo las utilidades y las regalías provenientes del auge. Se estima, según declaraciones de Robledo, que cerca del 80% de las utilidades de Ecopetrol fueron extraídas hacia la cartera del gobierno con destinos variados, dejando en la empresa un gran vacío de recursos para financiar nuevos procesos de exploración y explotación.

Y fue precisamente esa falta de exploración y de explotación de nuevos yacimientos la que tiene ahora a Ecopetrol en aprietos.

Al haber bajado tanto los precios del petróleo se da inicio a un período de feroz competencia entre empresas. Solo las que pueden aumentar y sostener una producción alta pueden sobrevivir a los precios bajos. Aquellas que no pueden subir la producción o mantener la existente son absorbidas por el mercado. Para Ecopetrol hace algunos años esto no representaba una prioridad y por eso la crisis se presenta tan peligrosa, tanto para la empresa como para el mayor activo del Estado colombiano.

Ese aumento en el valor de los commodities, que impulsó el crecimiento de la economía colombiana, comenzó a frenar con la crisis financiera de 2008. Y desde mediados de 2011 emprendió un declive sostenido. En julio de 2013 el periodista del WSJ Christian Berthelsen escribía: “La tendencia ha empeorado este año, llevando a los inversionistas y analistas a presagiar el fin del superciclo. El índice DJ-UBS declinó 10,5% en el primer semestre del año; las materias primas más importantes para el crecimiento chino —metales industriales como el cobre, aluminio y níquel— mostraron descensos de hasta 20%”.

De 2013 a 2015 esa tendencia se mantuvo a la baja y causó que las economías latinoamericanas se vieran afectadas. Entre ellas la de Chile, Brasil y, por supuesto, Colombia.

Así lo ilustra Amylkar Acosta, director ejecutivo de la FND (Federación Nacional de Departamentos), en un artículo publicado por Razón Pública. “Para mal de Colombia la caída no se limita al petróleo: otros comodities, como el carbón, el oro y el ferroníquel, han corrido igual suerte. (…) el petróleo, el carbón, el oro y el ferroníquel constituyen el 70 por ciento de nuestra canasta exportadora. Entre 2010 y 2014 los precios del carbón cayeron un 51 por ciento y tanto el oro como el ferroníquel cayeron 36 por ciento”. Según explica Acosta la consecuencias de la devaluación de estas materias primas son diversas.En primer lugar, dice, se registró un impacto en la balanza de pagos, que después de haber cerrado en 2013 con un superávit de $2.203 millones de dólares, en 2014 cerró con un déficit de $6.293 millones de dólares, un récord que supera cifras alcanzadas en 1998. Como resultado de ese déficit la moneda colombiana comenzó a devaluarse. Lo que causa problemas como el aumento de la deuda externa, que pasó de representar el 13,6% del PIB (cuando el dólar se cotizaba a $1.800 pesos), a un 18,2% (cuando el dólar subió a los $2.400 pesos).

Una crisis de estas características acarrea cambios drásticos en la economía y en el estado colombiano.

Por una parte el sector privado ha sido fuertemente golpeado por la baja de los precios. Pacific, por ejemplo (sumado también a otros factores internos), pasó de ser la petrolera privada más rentable y grande del país a ser una empresa en proceso de venta. Pacific perdió la renovación del contrato que le permitía la explotación del Campo Rubiales, el más productivo del país. Y como Pacific otras petroleras están en aprietos, lo que a la larga perjudica la economía colombiana en su conjunto y las finanzas del estado colombiano.

Colombia, en tiempos recientes, ha impulsado la política de privatizar las empresas estatales. Pasó con Telecom en 2003, con ISA este año y pasaría con Ecopetrol en un futuro, que hace un par de años vendió a privados un porcentaje de sus acciones.

Como parte de estas políticas, se ha abogado por favorecer a las multinacionales para que sus negocios sean rentables. Esto expresado en términos de exención de impuestos y de una fijación baja del porcentaje de las regalías.

“Los indicadores recientes permiten comprobar la crisis de la industria petrolera y su impacto severo sobre la economía colombiana: se estima que ya han desaparecido cerca de 25 mil empleos directos, y las repercusiones se han venido extendiendo sobre otros varios sectores” anota Alejandro Ospina, presidente de la Unión de Trabajadores de la Industria Energética Nacional.

Ospina, además, habla del problema que los ajustes tributarios. Como el estado colombiano dejará de percibir la cantidad de dinero de épocas de bonanza, lo lógico sería esperar un aumento en impuestos para los privados. Esto, en época de crisis, bajaría la rentabilidad del negocio y desestimularía nuevos proyectos.

Cabe anotar, que según sondeos recientes, el Estado colombiano dejaría de percibir $80.000 millones de pesos por cada dólar que baje el precio del crudo. Y que el presupuesto que se aprobó para el SGR (Sistema General de Regalías) 2015-16 fue hecho tomando como base un precio de $85 dólares el barril. ¿De dónde vendrán los recursos faltantes?

Podría afirmarse que esta crisis, que apenas empieza a develar sus desastres plantea muchos retos en términos de planificación económica. ¿Es correcto el modelo económico actual, en donde la empresa pública debe contraerse frente al avance del capital privado? ¿Debe el estado pensar en la rentabilidad de los privados como motor de la economía, o en la defensa de los proyectos de bienestar social del Estado?

El Estado colombiano deberá darle solución a problemas de alta trascendencia que aquejan al país desde hace bastante tiempo. Deberá darse solución al problema de la educación, sobre todo la universitaria. Deberán conseguirse recursos para cubrir el déficit de 9 billones de pesos que aqueja a los hospitales colombianos. Deberá avanzarse en términos de conectividad vial. Recuperar el agro con apoyo financiero y fortalecer el sector industrial, altamente golpeado en los últimos años.

Todos estos problemas confluyen en una misma realidad nacional. Lo que se decida en este momento marcará el rumbo económico y social del país. Uno que depende en un 70% del sector minero y petrolero.

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